La visita del filósofo, cuentista, poeta, experto en mitología y profesor Estéban Ierardo a Parque de los Patricios no pasó desapercibida. La anuncié hace unos días como una caminata urbana, pero esa clasificación le queda chica. Lo pasaremos a contar acá con la ayuda de
la lienciada Anais. Por supuesto que ni lo mío, ni lo de Anais, puede dar una idea acabada sobre la visita. Se que una periodista retop como Valeria Román estuvo entre el grupo guiado. Invito a ella y a quien quiera a participar en los comentarios.
La primera parte es mi visión; la segunda, la de Anais.
PRIMERA PARTE (Mi experiencia)Llegué cuando Ierardo, a quien no conocía, se disponía a cruzar la avenida Caseros con unas 30 personas. Se instaló en Caseros y Monteagudo, esquina del parque, e intentó explicar el espíritu de la caminata. Dijo, primero y a modo de advertencia, que no era historiador ni del barrio ni de la ciudad, ni experto en el tema. Luego, que proponía una acercamiento “sutil” con el entorno.
Repitió la palabra sutil. Lo absurdo era que lo decía en la más espantosa esquina del barrio para un sábado a la tarde. Yo estiraba la oreja para no perderme nada, pero Ierardo tenía que luchar con la voz de Iggy Pop que salía de los parlantes y ponía muy espesa toda comunicación. Estábamos parados como una prueba de la contradicción, hablando de sutileza en medio de los peores ruidos. Las palomas, con su mínimos cerebros, eran más sutiles que nosotros.
Ierardo mandó fruta mal cuando dijo que la basura era llevada a la Quema “por supuesto” con tracción animal. “No, campeón –dije para mis adentros-- Existió un Ferrocarril de las Basuras, tracción a vapor”. Y después hizo una relación muy original del nombre del barrio con la extracción social de los primeros combatientes patricios. Relación curiosa, pero en absoluto apegada a la verdad histórica. Casi, diría, una asociación libre de ideas, o conceptos.
A una mujer se le iluminaron los ojos en el momento que Ierardo habló del parque como un conjunto inexpresivo de árboles. Ahí, en esos ojos fascinados, creí entender algo. He visto las mismas bocas abiertas en las aulas de los profesores luminosos, los que seducen. Sus seguidores, me dije, no están acá para conocer la historia de un barrio sino para escuchar sus chispazos. Chispazos que a veces se acercan al formato ocurrencia o salida o pueden volar hasta el el formato ensayo. Yo me he dejado fascinar, y enamorar, por profesor@s. No fui alumno de Ierardo.
SEGUNDA PARTE (La experiencia de Anais)La charla del sábado fue, cómo definirla... No encuentro la palabra apropiada.
Llegué tarde, así no escuché las pautas que supongo debe haber comentado Ierardo al comienzo. Mi experiencia se inició frente a la escultura de Bonavena. A mi siempre me llamó la atención esa escultura, porque viéndola desde el 134 me resultó deforme, como si tuviera algún problema de proporciones. Al pararRme de frente a la mirada de Ringo, descubrí que esa desproporción, desaparecía. Entonces, se me ocurrió preguntar si el autor (que resultó autora) había tenido la intención de darle esa ubicación, cosa que para verla "proporcionada" haya que acercarse (además, tomé como enganche para la pregunta toda una elucubración del disertante a cerca de la soledad en Nietszche y el banquito de Ringo) "No creo que la escultora haya tenido en cuenta esas teorías de la escultura moderna" fue la respuesta que obtuve.
La parada siguiente fue el monumento a Monteagudo. Allí, los datos fueron por el lado de la vida de Monteagudo y ciertas ambiciones de poder que este señor mostró. Mala elección para esos conceptos... estaban en la plazoleta algunos integrantes de la Asamblea de Parque Patricios, que lo dejaron terminar con sus planteos y le dieron su visión de Monteagudo, muy firmemente documentada. Las "Señoras" que conformaban algo así como un séquito alrededor de Ierardo, moviendo la cabeza a modo de afirmación a cada concepto vertido, pusieron una cara de horror que ni te cuento.
De ahí, a la Iglesia de San Antonio. La nota fue que desconocía las riquísimas rosquitas que se comen el 13 de junio en honor al Santo. Luego, caminata hacia el Bernasconi, sin saber muy bien dónde estaba ubicado. Y así, podría seguir contándote miles de "chascarrillos". Cuando la visita terminó, comentó que en junio, o a más tardar, en Julio, va a repetirla. Tratá de no perderte esa experiencia.
LINKS: ALGO SOBRE LA OBRA DE ESTEBAN IERARDOEl otro saltoTemakel, su sitio web.
Texto sobre Borges y WittgensteinLa lejana sabiduría de la India.